Desde un baño...

Ella entró por mi puerta. Cada vez que lo hace, corre agua caliente y mi espejo se empaña con los vapores que salen de mi ducha. Pero cuando ella entra por mi puerta blanca, mi mundo da un vuelco. Me emociono, pues ella sabe abusar de mi y de mi limitado espacio para deleitarme con un espectaculo de placer.
Cierra mi puerta, se quita la ropa, y su cuerpo desnudo es parte de mi. Adentro de mi. Pasa a la ducha, abre la llave para hacer salir el agua caliente, y alli esta ella. Su cuerpo es bañado por mi, y es hermoso ver como su ser de piel blanca se llena de agua. Entonces, miro como ella me brina una mirada pícara y se sienta en mi piso. Siento sus muslos sobre mi mientras abre sus piernas y se acaricia con su mano derecha.
Yo la observo y quedo en trance, sin poder evitar incrementar el vapor saliendo de mis tuberías. Arriba y abajo, adentro y afuera se mueve su mano derecha entre sus piernas mientras que la izquierda acaricia sus pechos. Sus ojos están cerrados, y se que ella imagina un hombre, un hombre que nunca la ha besado y que no se imagina cuanta intimidad encierra ella. Yo me lleno de dicha al saber que aunque ella piensa en un mortal mientras se toca, SOLO YO puedo verla jugando con su cuerpo de una manera tan íntima y exitante. Alli sigue ella; arriba y abajo, adentro y afuera. Ni se imagina que yo la observo tan de cerca, pues depues de todo, soy solo un espacio blanco. Sus gemidos se ahogan en este espacio, y no en el pecho de ese mortal. Se que ella preferiría que el agua que sale de mi fuese el sudor de alguien más, pero solo yo se apreciar la belleza del placer inducido. Su mano derecha se acelera, y aunque yo no escucho sus latidos, veo como su pecho se infla y desinfla mas rápido, y más rápido. Ella llega.
Sin necesitar a nadie mas que a ella y a mi, ella llega. Me encanta verla en ese momento en el que arquea su espalda, cierra sus ojos, y abre su boca para dejar escapar gemidos sordos. Cierra las piernas y siente el agua cayendo por su pecho y abdomen. Se levanta con gracia, y después de un orgasmo, ella se ve más bella. Sus músculos se relajan y se dibuja en su rostro una sonrrisa dedicada a ese mortal, pero vista SOLO POR MI. Limpia su piel y soy testigo de su luz, de su deseo, de su pasión, de sus orgasmos. A veces, ella se decide por darme un segundo espectáculo después de lavar su cabello, y es igual –o más- disfrutable.
El tiempo se detiene para mi cuando ella entra por mi puerta y me muestra sus partes mas sensibles, su desnudez, su placer, sus orgasmos. Se que en el fondo, ella agradece mi existencia, porque solo yo la conosco como ella, con su mano y sus pensamientos lascivos. Todo termina cuando cierra la llave, abre la cortina, y toma la toalla para cubrir su cuerpo y secar su humedad (si es que eso es posible). Se da una mirada en mi espejo, ajusta el trapo y sale por mi puerta. Por la misma por la que entró haciéndome despertar. La extraño, pero me calmo al saber que vendrá a mi al dia siguiente, y al siguiente, y al siguiente. Eso es lo bueno de ser un baño, se que ella vuelve con mas de ella, su desnudez, su pureza.