Vida de Hotel

Me despierto a las 11 de la mañana cuando escucho la voz de Sofia (la señora que limpia la habitación. Una polaca muy agradable) hablando con mi madre. Mi cuarto es pequeño, tiene solo dos camas en las que dormimos mi hermana y yo (tenia años sin compartir cuarto) y un mueble con 4 cajones y una lámpara, dos cuadros en una pared y uno en la otra (cuadros de hotel, no son muy bonitos). Me levanto y basta solo con un paso para llegar de la cama a la puerta. Camino por el piso cubierto de alfombra lleno de polvo, pues no importa que Sofia aspire todos los dias, la alfombra color crema siempre estará sucia. Llego al baño donde hay toallas blancas y muchos jaboncitos y cremitas de hotel. Salgo del baño y en 3 pasos ya estoy en la sala, prendiendo la única televisión que está disponible para todos. Mi mamá está en la cocina, donde no cabe nadie mas aparte de ella, pero tengo hambre, me sirvo un vaso de cereal con leche y regreso al sofa. En el mismo sofa paso la mañana mientras mi madre hace magia para sacar algo decente para comer de esa cocina tan incomoda e ineficiente. Tres pasos del sofa a la mesa de tres puestos (los fines de semana a alguien le toca comer sentado en el sofa, pues mi padre se une al almuerzo). Despues de comer, fumo un cigarrillo en el balcón de la habitacion, que es un pedacito de cemento con un par de sillas, pero agradezco que este alli, sino tendria que bajar cada vez que fuese a fumar, y me molestan un poco las conversaciones de ascensor que a menudo tengo con otros habitantes del hotel: “hola, ¿como estas?” (pregunto a mi compañero de viaje. Realmente me sabe a mierda, pero son 3 pisos, el silencio es incómodo y seria mal educado no saludar). “Muy bien gracias, ¿el clima está agradable verdad?” (el clima, como a la gente le encanta agarrar el tema del clima solo por decir algo). “Si, no hace frio para variar” (respondo yo, solo por responder algo y no parecer odiosa). Las puertas se abren y alli quedó, otra conversación más de ascensor. “Bye!”. Paso toda la tarde en el único sofa de la habitación, hablando con mis amigos que quedaron en Venezuela, escuchando música, escribiendo o leyendo lo que sea. Las paredes tiemblan cada vez que la puerta se cierra, o incluso cada vez que el vecino cierra la puerta, pues las paredes son de cartón. Llega mi padre en la noche y las paredes tiemblan. Estamos los cuatro compañeros de habitación (los únicos miembros de mi familia) en la sala, yo trato de seguir viendo televisión pero mis padres hablan muy duro, lástima que no haya más televisores. Alli paso la noche, y cuando siento que el cerebro se me va a atrofiar demasiado observando esa caja negra y magica, voy a mi cuarto (en unos cinco pasos) a leer o a escribir. Cuando ya el sueño me consume, me acomodo entre las sabanas baratas de la cama y alli quedo, duermo, no sin antes escuchar los ronquidos de mis padres, pues como mencione las paredes son de cartón, se escucha absolutamente todo.
Otros aspectos que valen la pena mencionar del hotel es cuando los fines de semana salimos los 4 miembros de la familia y todos llegamos con ganas de usar el unico baño. El que corra mas rapido tiene el derecho mientras los demas se aguantan cuanto tiempo sea necesario. Otra cosa es el servicio de alquiler de peliculas que ofrece la recepción, peliculas que han salvado mis días de aburrimiento.
En general, la vida de hotel es comoda e incomoda a la vez. De cierta manera, esta habitacion se ha vuelto mi hogar, no es muy hogareño pero es donde vivo, es donde lloro, es donde escribo, es donde como y es donde duermo.

Nota 1: Al vecino lo llamo vecino solo porque vive en la habitacion de al lado, pero la verdad es que jamás le he visto la cara; y ahora que lo pienso, jamés le he visto la cara a ninguno de mis vecinos de piso. En un hotel nadie está pendiente de hacer amistad con los vecinos, pero yo que llevo ya 4 meses viviendo en una habitación de hotel, me hubiese gustado socializar un poco con alguien más aparte de Sofia y la recepcionista (Nina, una señorita muy servicial).

Nota 2: Hay días en los que hago otras cosas. Muy poco salgo. Alguos días lloro antes de dormir o en el baño.

Nota 3: Pasado mañana me despido de la vida de hotel, después de haber pasado 4 meses en este espacio frío. Si alguna otra vez en mi vida debo pasar tanto tiempo en un lugar que se supone que es temporal, no se que haría. Probablemente me la calaría como lo he hecho hasta ahora.

ADIOS AL MALDITO HOTEL