Habló la Soledad

Hoy no me provoca felicitar a aquellas personas que tienen pareja. Hoy no me provoca quejarme del comercialismo de la fecha, o de la hipocresía, o de las rosas no recibidas, o de la cita que no tengo (mentira, tengo una cita con la botella más tarde). Hoy es, para algunos, el día del amor. Hoy es, para muchos y para mi, el día de la soledad. Hoy, me provoca hablar con ella.

Ella: ¿Qué paso? ¿Por qué tan triste? No es que me importe, pero hemos compartido tanto tiempo que es protocolo preguntar.
Yo: Por ti.
Ella: Ay no. ¿Te vas a poner con esas a estas alturas? Jaja pensé que ya no me prestabas atención. Jódete.
Yo: Si, la verdad es que nunca te he prestado atención. Pero hay días en los que es imposible ignorarte. Hoy si me molestas. Hoy si me molesta estar sola. Jodete tú.
Ella: Yo estoy jodida desde hace tiempo mija. Pero de todas las personas que atormento, nunca pensé que tú me llegases a desprecir.
Yo: No te desprecio. Tú bien sabes que no me molesta compartir la cama contigo. Eres mi única compañera asi que he tenido que acostumbrarme a ti. A veces la costumbre no es suficiente para no odiarte.
Ella: Pues no te quejes. Muchos me buscan.
Yo: Si, muchos te buscan para sentir paz. Pero los que lo hacen, saben que tienen la decisión de botarte de sus pensamientos cuando les de la gana. Pueden decidir cuando dejar de estar solos y llaman a su querido(a) o a algún amigo(a). Yo no tengo ese comodín.
Ella: Pues si, es verdad.
Yo: No importa cuanto quiera alejarte. Estás amarrada a mi.
Ella: No me importa, no es mi culpa y tu cama es bastante cómoda.
Yo: Ya has estado en ella mucho tiempo. Me tienes harta.
Ella: Pues lo siento, no hay nadie que llene ese vacio así que por ahora, te tendrás que conformar conmigo.
Yo: ¿Qué se siente estar tan sola?
Ella: Dímelo tú. Yo soy la soledad, no conosco lo que es la compañia y por lo tanto, no puedo sentirme sola.
Yo: Que afortunada tú...
Ella: Supongo. Pero nunca te habias quejado de mi... ¿Por qué...
Yo: ¡Pues porque no me gusta quejarme! No te odio porque no quiero. Pero como te digo, me estoy cansando de colgarte en mi hombro como una cartera todos los días.
Ella: Pues amarrame a tu cintura.
Yo: Tú siempre tan crativa. Siempre te he prestado atención, pero he aprendido a vivir contigo. Durante mucho tiempo no me has importado, pero siempre sabiendo que estás allí. Verás, yo no soy de las chicas que necesitan despertar en la cama de un hombre o que buscan desesperadamente aceptación.
Ella: Lo se, te he conocido bastante bien.
Yo: Entonces, ¿para qué preguntas?
Ella: Porque somos compañeras.
Yo: Pensé que no conocias la compañía.
Ella: Ups, me descubriste, soy hipócrita y maquiavélica. Buajaja.
Yo: Que divertido.
Ella: Bueno ya basta. Hasta que una presencia no llene ese espacio en tu alma, yo estaré aquí. Acechándote. Y me da cierto placer sádico el hacerlo.
Yo: Lo se, también te conosco. Te encanta torturarme. Aprovecha este día porque mañana es 15 y mañana de nuevo dejarás de importarme.
Ella: Recuerda que siempre te importo. Eres fuerte pero no tanto. Y es curioso, por alguna razón, hoy fue un excelente día para mi.
Yo: Si tan solo pudieras ver el calendario...
Ella: ¿Qué es un calendario?
Yo: Nada chica, olvidalo. ¿Nos vamos a dormir?
Ella: Cuando gustes. Pero por favor no llores. Me molestan tus lágrimas y mocos embarrándose en la almohada que compartimos.
Yo: No creo que llore, pero si me provoca, te la calas. Hasta mañana.
Ella: (mirada despectiva) Ciao.

Hoy no es solo el día del amor
Es el día de la soledad
Felicidades a mi amada y odiada amiga

(Es tecnicamente imposible pasar este día por debajo de la mesa. Me provocó hacerlo pero creo que todos los bloggers que visito han escrito algo al respecto. Otro día más tachado en el calendario. Por fortuna, no tengo razones para salir hoy y ver a un montón de gente "alegre" y a otro montón amargado)