One, two, Freddy's coming for you.
Three, four, better lock your door.
Five, six, grab your crucifix.
Seven, eight, gonna stay up late.
Nine, ten, never sleep again….
Eso que te paraliza cuando te hipnotizas mirando la aguja del reloj que sigue moviéndose frenéticamente y tu respiración parece olvidar lo que tus ojos atontados miran. Pues tu respiración, casi se detiene. A eso le ponen muchos nombres. Por alli le llaman miedo. Por alla temor. Yo le llamo porquería. He escuchado muchas veces que al vencer tus temores y atreverte a vivir, triunfarás. Esa es otra porquería más. Me molesta la gente que intenta poner la vida bajo una perspectiva tan simple, pues es muy fácil decir “vencer tus miedo es la clave del éxito”, o “la suerte es la excusa de los perdedores”, o “hay que saber vivir”. Si, es muy fácil, pero lo cierto es que los factores que influyen son los que te hacen paralizarte mirando la puta aguja cuando tu no sientes fuerza para pararte de la cama. No, no es tan simple, por eso me molestan los malditos libros de autoayuda que practicamente pretenden enseñarte a ser feliz “siguiendo estos 50 sencillos pasos”. Los sencillos pasos pueden irse a la mierda, prefiero buscar mis maneras siguiendo mi propio caminar; y cuando lo haga, no escribiré un cochino libro de autoayuda porque cada quien camina de manera diferente (con tumbao o sin tumbao, o tal vez cojeando) y le toca un viaje diferente. Además, haber superado una crisis no significa que ya me sepa el camino sin piedras a la felicidad. Falsa porquería. Pura porquería cuando te metes en la ducha sin saber que inconcientemente, desde lo más profundo, desearías ahogarte. Porquería cuando me miro al espejo y veo una cara hinchada, que grita que todo termine. Sí hay sueños, y esos no son porquería. Pero el temor abunda y se reproduce como una plaga de insectos asquerosos y bizcocitos. Cobarde no soy (según yo) pero la vida no es simple. Lo que ocurre a nuestro alrededor puede ser simple (soy la primera que dice que complicarse por vanalidades es otra porquería más) pero hay que complicarse con otras cosas, como las que los sentidos no perciben. Es porquería cuando llamas a tu mamá y le dices que estás bien. Claro que es mentira y lo que realmente quieres es salir corriendo como un niño a sus brazos, pero ella está lejos de aquí (o allí).
El miedo no consume, él solo esta presente. Tampoco me tortura ni me asusta. Pero es como... Como una pesadilla con Freddy Krugger: no te duermas, porque si mueres en el sueño, mueres en la realidad.
Si, tengo miedo. Pero no exactamente de Freddy
